Los padres de Willow murieron en
un trágico accidente de coche, dejándola no solo con el dolor que supone
enfrentarse a una pérdida sino también con el peso de la culpabilidad: ella era
quien conducía. Ocho meses después, su hermano mayor casi no le habla, cree que
sus compañeros de clase la culpan por lo ocurrido y Willow se evade del
sufrimiento con el que se carga marcando todo su cuerpo con las heridas del
pasado. Pero cuando un chico llamado Guy descubra su secreto, nacerá una
intensa relación que conseguirá sacarla de ese mundo extraño que ella misma se
ha formado.